Brueghel aún...

Melanie Smith, Obscuridades bucólicas. Escena 1, 2017, Impresión inkjet sobre Art Baryta Hahnemüle de 350 g, 87 x 120 cm

Melanie Smith, Obscuridades bucólicas. Escena 1, 2017, Impresión inkjet sobre Art Baryta Hahnemüle de 350 g, 87 x 120 cm

Pieter Brueghel el Viejo, El triunfo de la muerte, 1562-63. Museo Nacional del Prado.

Pieter Brueghel el Viejo, El triunfo de la muerte, 1562-63. Museo Nacional del Prado.

En 2017 Melanie Smith llevó a cabo el proyecto absolutamente loco y maravilloso: seleccionó siete escenas de pinturas de El Bosco y Pieter Brueghel el Viejo y las recreó en la Tallera a manera de tableaux vivants. De ese proyecto surgieron fotografías, un video de siete canales y una amplia serie de pinturas en donde elabora esas mismas obras pero a la inversa: vaciándolas de información visual y presentándonos sólo fragmentos y detalles muy precisos y que en el conjunto de cada cuadro tienden a perderse o a leerse solo dentro de la imagen global. Mientras preparaba ese proyecto tuvimos varias conversaciones sobre cómo explicar la vuelta a una referencia de la historia del arte de más de cuatrocientos años y una de las ideas en las que ella insistía era en que en realidad el mundo no había cambiado desde entonces.

A principios de abril de este año, y en plena escalada de la pandemia a nivel mundial, Artsy publicó un artículo sobre el más reciente libro de Jerry Salz bajo el título Jerry Salz on How Art Can Guide Us Through Crises. La imagen que lo ilustraba era ni más ni menos El triunfo de la muerte de Brueghel. El mismo cuadro que Melanie había elegido para recrear dos veces -al inicio y al final del ciclo en La Tallera. En ese artículo Salz menciona que es uno de los cuadros que en estos días no se puede quitar de la cabeza al tratarse de “la muerte indiscriminada y sin sentido, sin redención. Un apocalipsis sin dios. Todos están sometidos a la situación”.

Y apenas hace unos días el presidente de los patronos del Victoria & Albert Museum en Londres, describía su experiencia tras infectarse de Covid. Entre los sintómas hablaba de una fiebre de mas de 40 grados que lo llevó a delirar y a tener visiones de animales fantásticos y serpientes “brueghelescas”.

La aparición de Brueghel en estas dos notas tan distintas sobre la crisis actual inmediatamente me recordó la parte más fuerte y vívida para mi de la experiencia en La Tallera. Los tableaux vivants comienzan con la escena vacía y a lo largo de la acción Melanie va llamando a los personajes que va necesitando para configurar la imagen final. El triunfo de la muerte era sin duda la escena más compleja y difícil de montar al requerir mas de 80 actores. Lo que en el cuadro aparece como una montaña de cuerpos apilados más o menos informe, más o menos detallada, hoy oscurecida por el tiempo, cobra otra dimension cuando tienes cuerpos a escala real situándose uno encima del otro ante tus ojos. El peso real y emocional de cada uno de esos muertos se vuelve palpable, de pronto toda la violencia del cuadro se hizo presente. Lo que Melanie logró en ese momento fue actualizar una obra que se presenta simultáneamente histórica y contemporánea. Creo que no es casualidad que en el contexto incierto y caótico que nos rodea, en el que además estamos teniendo que confrontar la enfermedad como una realidad que hasta hace nada aparecía remota y de otra época, el cuadro de Brueghel sea la referencia.